El fútbol español lleva más de un lustro sumido en los efectos no deseados del legado de Pep Guardiola.
Entre las muchas estampas que nos dejo la Copa del Mundo en Qatar hay una que persigue con insistencia a los analistas de un fútbol español que vive su particular día de la marmota. Imposible borrar las imágenes de una selección española haciendo circular horizontalmente el balón durante 120 minutos frente a Marruecos sin crear apenas ocasiones de gol. Haciendo gala de un “estilo” que sea transformado en un autentico despropósito. Porque España volvió a jugar contra Marruecos el mismo partido que jugo contra Rusia cuatro años antes, con el mismo resultado. España eliminada en los penaltis.
Este “estilo” de juego, que consiste en una posesión casi enfermiza del balón, como si la mera tenencia de la pelota fuese a conducir hacia la victoria, es la consecuencia de una mala interpretación del legado de Pep Guardiola. Tener el balón sin darle verticalidad al juego es perfectamente inútil. Es fácil de defender por parte de sus rivales y deja en evidencia la carencia de recursos.
Seguir tropezando con la misma piedra un lustro después habla de cabezonería y conduce a la decadencia. Decadencia a la que colaboran los medios endiosando jugadores como Pedri o Gavi, jóvenes con talento sí, pero que lateralizan hasta el hartazgo cada balón que pasa por sus pies. Sin que nadie les explique como deben jugar para convertirse en los futbolistas box to box que el fútbol actual requiere.
Párrafo a parte para el colectivo arbitral. Cómplice necesario del declive imparable del fútbol español. Basta recordar la nefasta actuación en Qatar de Mateu Lahoz. Es peor arbitro del mundial de lejos. Y si Mateu fue el representante del estamento arbitral en el mundial, que se puede esperar del resto… Nada. Y nada más que actuaciones desastrosas nos bridan jornada tras jornada.
En definitiva, el panorama del fútbol español, tanto a nivel de selección como la propia liga es desolador. Decía el presidente de LaLiga Javier Tebas que los jóvenes se estaban alejando del fútbol. Error, no se alejan del fútbol, se alejan del soporífero “estilo” impuesto desde los medios con el beneplácito de la dirigencia.